Todo mundo necesita ayuda... ¡Menos Yo!

Es verdad que todos sin excepción tenemos dones y talentos, las personas podemos destacar en diversas actividades como: hacer deporte, comunicarnos, trabajar, cocinar, cantar entre tantas otras cosas. Algunos somos capaces de cuidar de los demás en sus momentos difíciles, ver la problemática que viven hermanos, amigos, compañeros de trabajo, esposo(a) e hijos e incluso nos atrevemos a señalar sus problemas existenciales, psicológicos, espirituales, económicos y recomendarles que busquen ayuda.

Podemos llegar a pensar: ¡Es importante que la gente que me importa busque la ayuda que necesita! ¡Que logren estar mejor de su mente, en su matrimonio, en su economía! ¡Que baje mi hermano(a) de peso! ¡Que deje de fumar mi hijo! ¡Que mi esposo(a) mejore su carácter!...

¡Todo mundo necesita ayuda! Menos yo...

Es fácil que las personas caigamos en esta trampa que nos tiende nuestra personalidad, a creer que estamos bien en todo o en casi todo lo que hacemos. No necesariamente es porque seamos personas que no queremos reconocer nuestros errores, muchas veces tendrá simplemente que ver con que nos cuesta trabajo realizar cambios en nuestras vidas. El cambio a veces duele.

Salir entonces de una situación que no nos es favorable se asemeja quizá a salir de la tan mencionada zona de confort, en ambas implicará tomar decisiones y esto es una de las cosas más difíciles para el ser humano. Enfrentarse a realizar aquello que conviene y no será fácil lograr.

Saber que necesitamos bajar de peso por nuestra salud y que no puedo dejar de comer esos taquitos que me gustan. Saber que sufro por las heridas de mi infancia y me niego a buscar ayuda profesional. Saber que he destruido la relación con mi esposo(a) pero ¡Yo no necesito ayuda para llevar mi matrimonio! Saber que no quiero reconocer que esta adicción me daña a mí y a los que más amo ¡Yo no soy adicto al alcohol, al tabaco, a nada! Te lo he dicho ya… ¡Todo mundo necesita ayuda, menos Yo!

¿Nos suenan familiares estas expresiones? ¿Escuchamos a algún ser amado decirlas o somos nosotros mismos los que detenemos nuestro progreso negando lo que necesitamos para estar bien?  Es natural cometer errores en diversas áreas de nuestra vida o podemos haber vivido situaciones que salían de nuestro control.

Incluso podríamos justificar esos comportamientos negativos que tenemos diciendo que los eventos de nuestra infancia nos llevaron a estar así, a crecer de esta manera. El abuso y maltrato de cierta persona cuando no podíamos defendernos. Un padre o una madre que no nos dieron amor o que nos abandonaron. La falta de educación o la pobreza que vivimos. Todas estas razones son válidas y comprensibles, lo que no deberíamos aceptar es quedarnos así con la herida del pasado, con el mal carácter, con el mal hábito. Siempre hay algo que podemos hacer, siempre hay una solución si la buscamos.

Buscar ayuda para bajar de peso, para recuperar la salud física y mental, para vencer el vicio que nos tiene atados, 

buscar ayuda ¡Es Posible!

Es necesario tenerla en un amigo, en un familiar, en un consejero, en un guía espiritual, en un psicólogo. Debemos cambiar ese concepto que tenemos en ocasiones de nosotros mismos como invencibles, que no nos quebramos ante ninguna situación, cambiar ese paradigma de que el hombre debe ser fuerte y no debe llorar.

Todos lloramos ya sea en silencio dentro de nuestro ser o físicamente con nuestras lágrimas. ¿Han rodado las lágrimas en tus mejillas al dormir? ¿Has sentido como llegan hasta tu almohada? Reconócete como un ser falible que está en potencia de ser algo mejor y busca ayuda. Las soluciones para resolver el acertijo de tu vida de seguro llegarán.

Te mando un afectuoso saludo si estás leyendo estas líneas esperando estés logrando alcanzar todo lo que te propusiste para este 2025. ¡Esto no se acaba hasta que tú ganes!


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Autor: Gabriel Acevedo Olvera


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