Hay épocas como a fin o inicios de
año en donde nos ponemos a reflexionar
acerca de todo lo que acontece en nuestro diario vivir, la situación que
estamos pasando, la familia que estamos creando, el trabajo que estamos
desempeñando, la salud con que contamos, los valores que estamos viviendo entre
tantas otras cosas que nos pueden generar ya sea satisfacción por lo alcanzado
hasta ese determinado momento o lo opuesto, desilusión, frustración y todas
esas emociones negativas con las que llegamos a tener un desagradable encuentro.
De hecho cualquier época del año
es un excelente momento para revisar nuestro proyecto de vida, nuestros planes,
nuestros anhelos y reflexionar acerca cualquier situación que estemos viviendo.
El encontrarnos con esas
reflexiones de nuestra vida suele ser un ejercicio muy sano por llevar a cabo,
nos ayuda a hacer el recuento de todo y evaluar si el balance es el resultado
que habíamos estado esperando, si es el tipo de vida que nos habíamos propuesto
vivir. De ser así será importante recordar cuáles fueron las buenas decisiones
tomadas que nos llevaron al éxito y alegría en ésas áreas de nuestra vida para
poder acudir de nuevo a ellas y crecer en experiencia y en virtud. A fin de
cuentas todos queremos experimentar más de estas situaciones positivas.
De encontrar un balance negativo
es todavía de mayor importancia ese momento de análisis y reflexión, puede ser
que alguna circunstancia adversa de la vida o nuestras propias malas decisiones
nos hayan colocado en esa posición que nos genera estrés, angustia, ansiedad e
incluso depresión. El no sentirnos alcanzar lo que deseamos ser y lograr en
nuestra vida puede resultar frustrante… o No.
Estar positivo o negativo ante la
vida es una decisión, no importa la situación que se viva, la clave está en
nuestro libre albedrío, ese don que todos tenemos y que nos puede elevar por
encima de las circunstancias adversas o nos puede llevar a experimentar el lado
más oscuro de nuestra existencia también por decisión.
Debemos también aceptar que habrán
cosas que no están en nuestras manos por más que intentemos lograrlas o
superarlas, tal puede ser el caso de una enfermedad que nos aqueje, una
relación de pareja que se terminó y ahora es irreconciliable, una familia que
se fracturó hace tiempo y ya no está a nuestro alcance hacer algo para salvarla o un trabajo o negocio que fue próspero y de repente dejó de serlo,
en fin, son tantas las situaciones adversas que se pueden presentar y aún con
nuestro deseo de resolverlas no será suficiente. Lo importante será que lo que
esté en nuestras manos resolver lo hagamos, tomemos firme decisión de hacerlo y
actuemos.
La acción es igual de importante
que la decisión, hemos decidido tantas cosas en la vida pero por falta de
acción no se han llevado a cabo. A inicios de cada año solemos hacer la tan
tradicional lista de propósitos de año nuevo, entre ellos: bajar de peso siendo
de los más populares, hacer ejercicio, dejar de fumar, ganar más dinero,
comprar el auto nuevo, viajar a algún destino deseado entre tantas otras cosas
que se decidirán pero por falta de acción no se realizarán.
Hoy me gustaría preguntarte: ¿Qué
estarías dispuesto a hacer para que todos tus anhelos si son para tu bien se
hagan realidad? ¿Estarías dispuesto a pedir perdón a quien se lo debes?
¿Estarías dispuesto a dejar ese vicio que disminuye tu salud y aleja a los que
te aman? ¿Tendrías firme determinación de recuperar la relación con tu esposo
(a) para bien de tu familia? ¿Estarías dispuesto a decidir y actuar en todo lo
que sabes ya deberías haber alcanzado?
Sólo tú tienes el control de las
decisiones de tu vida, si decides que puedes… podrás, y si decides tener miedo
y no actuar… será
mejor no crearse falsas expectativas con una lista de propósitos que por falta
de decisión y acción no se cumplirán.
Entonces… ¿Qué decides para tu
vida?
Deseo de corazón encuentres el
bienestar y la paz que estás buscando.
¡3,2, 1… Ponte en acción!
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Autor: Gabriel Acevedo Olvera
¿Te puedo servir en algo? elfamiliologo@gmail.com
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